sábado, 25 de agosto de 2012
El Ojo Blanco, de Guadalupe Eichelbaum
Hoy tenemos en ESMATER el libro “El Ojo Blanco”, de Guadalupe
Eichelbaum, y a la propia Guadalupe para hablar de su libro.
Pero antes, una pequeña reseña de esta novela corta.
“El Ojo Blanco” es una novela publicada por Editorial Alhulia en
su línea Gárgoris, y es una novela juvenil.
Esto último podría echar para atrás a los talluditos del género,
pero eso sería un error bastante grave, y en la reseña que sigue ahora
entenderán el por qué.
Lo primero que llama la atención es la portada del librito (apenas
69 páginas), en la que vemos el famoso ojo blanco de una forma muy parecida a
como nos lo describirán en la novela. Sin duda, bastante inquietante. Después,
damos la vuelta al volumen y nos encontramos con la brevísima sinopsis.
Alicia es una inquieta niña de once años a la que apasiona el
género de terror tanto en las películas como en los libros, pero... ¿Y en la
vida real?
Quizás el mayor mérito de la novela es que, a pesar de su corta
extensión, consigue sacarle un jugo estupendo a esta premisa. Al juego entre el
terror falso, el terror cómodo de tu salón de estar o de la butaca del cine, y
el terror real que te afecta a ti en persona.
Me van a permitir que divague un poco del tema para extenderme en
este punto.
Recientemente pude ver (al fin) ese clásico del género que es “Al
final de la escalera”. A estas alturas, casi ninguna escena del filme puede ser
considerada ya spoiler. En particular,
esa escena cercana al final en la que la protagonista femenina se ve perseguida
por una silla de ruedas.
En el momento actual, esa escena me despertó unas carcajadas
impresionantes. Es de lo que peor ha envejecido de la película.
Pero luego me planteé cuál sería mi reacción si fuera perseguido
por un objeto inanimado. Y la cosa cambia, señores, cuando uno protagoniza el
terror.
Pues la pequeña Alicia, experta en ver cine de terror y poseedora
del mayor don que se puede tener en ese sentido, un primo mayor aficionado que
ejerza de guía y abra camino a su interés, se encuentra metida en una situación
que, si bien al principio parece curiosa pero no agobiante, termina llevando al
lector al límite último de la angustia.
Un ojo blanco, una imagen que, sin saber cómo ni por qué, aparece
de forma aleatoria en su campo de visión.
Al principio, cualquiera que esté familiarizado con las
diversiones de los cenobitas o haya estado sentado a la mesa con algún Profundo
del Arrecife del Diablo encontrará poco intenso semejante punto de inicio.
Pero la ansiedad nace de la imprecisión, de la imprevisibilidad.
Si alguien maneja la caja de Lemarchand, sabe que tarde o temprano será visitado
por un señor con clavos en la cabeza bastante simpático. Si algún turista decide
recorrer Insmouth bajo la luna llena, debería no ya esperar sino exigir la
aparición de una criatura repulsiva, mitad sapo mitad arenque.
El problema radica en que el terror de “El Ojo Blanco” accede al
mundo cotidiano y natural. No precisa de una atmósfera particular, ni casa
encantada y ni pantano en la noche; ni de un contexto sobrenatural que vertebre
sus apariciones. Su mayor capacidad para producir el espanto es su ausencia de
cadencia, su falta de sentido propio, lo inesperable que es.
Por supuesto, este tipo de horror sólo funciona si el escritor
consigue que el lector empatice con las cuitas de los personajes. Y aunque se
pueda generalizar esa circunstancia, la necesidad de empatía, aquí se hace tan
fundamental que cualquier salida de tono de la protagonista, cualquier detalle
que hubiera demostrado los flecos, habría dado al traste con el Horror (que es,
de hecho, lo que busca).
Pues no falla. En un estilo
epistolar de tipo diario, en una primera persona creíble y sincera, que muestra
recursos buenos y poderosos, pero nunca excesivos.
Guadalupe utiliza el estilo con una habilidad que parece natural.
En ningún momento se rompe la magia que hace creer que aquello está escrito por
una niña de once años particularmente inteligente y culta.
Y entonces llega la explicación que da sentido a la novela, y su
crudeza abruma. Abruma porque en una novela juvenil en unas palabras tan
inocentes y tan, evidentemente, jóvenes, semejante nivel de horror, semejante
exploración de la culpa humana, semejante sensación de injusticia y el tamaño
del drama quedan magnificados por la desnudez diáfana y sencilla del pensamiento
infantil.
El epílogo sólo sirve para estremecer los restos del lector, que
para ese momento ha quedado desolado, más de lo que hubiera previsto antes de
abrir sus páginas.
Y entonces uno se alegra de haber roto sus prejuicios y haberse
lanzado a leer una novela juvenil.
Pero en ESMÁTER no nos conformamos con leer la obra, y vamos en
busca del autor. Buscamos leer al autor.
Con todos ustedes, Guadalupe Eichelbaum.
1. ¿Quién se esconde tras ese exótico apellido?
Pues es una mujer con muchos intereses e inquietudes, con las
prioridades bien establecidas, cuya vocación es escribir.
2. Y bastante bien, puedo afirmar. El Ojo Blanco es tu primera
incursión en el Terror, ¿qué te ha parecido la experiencia?
Estupenda, de hecho, desde que la escribí ya he regresado al
género con unos cuantos relatos y tengo en mente la segunda parte de "El ojo
blanco".
3. Desde ESMATER nos alegramos de ese acercamiento, pues. ¿Y esa
decisión de lanzarte a escribir un libro de Terror, juvenil además?
La verdad es que me lo pidió mi hijo. Él estaba harto de libros de
terror para preadolescentes que no daban miedo, que acababan siendo suavizados
por el hecho de estar enfocados a un público de esa edad y me pidió que
escribiera una novela de terror, sin concesiones y para niños. Tardé como un par
de años en cumplir su deseo. Le encantó el resultado. Ahora soy yo la que tiene
que agradecérselo, creo que no se me hubiera pasado por la cabeza escribir de
terror si no fuera por él.
4. Precisamente de eso te quería hablar, de lo cruda que es en
ocasiones la novela. Personalmente, me parece de una valentía fantástica y le da
un punto diferenciador con otras novelas juveniles, pero ¿la editorial estaba
igual de contenta que tu hijo y tus lectores?
Al parecer, sí. De todas formas creo que los chicos de ese rango
de edad ven películas terribles... ¿Porqué los libros tienen que ser
edulcorados?
5. Retomando el hilo de tu hijo, ¿te ayudó a fabricar el personaje
de Alicia? Porque es de los “niños” mejor construidos que he leído en bastante
tiempo.
Gracias.
No, no la leyó hasta que estuvo terminada. Lo que sí es cierto es
que Alicia tiene puntos en común con mis hijos y supongo que eso le aporta
credibilidad al personaje.
6. Ahora que hemos convencido a los lectores de las bondades de
“El Ojo Blanco” (¡compradlo!), ¿algunas palabras de tus trabajos
anteriores?
Anteriormente a "El ojo blanco" he publicado tres novelas bastante
diferentes entre sí aunque compartan algunas características. "El peregrinaje de
Rubén" fue la primera, trata de la vida de un joven malagueño a lo largo de un
año en el que él toma conciencia de que está viviendo su vida según las
expectativas que los demás tienen respecto a él. "Siempre en mi memoria", la
segunda, habla de la pérdida y de la superación de la misma, me dicen que es muy
triste, pero tiene mucha luz. "Tengo pies" tiene la peculiaridad de estar
redactada en prosa pero intercalando poesías, en esta historia la protagonista
realiza un viaje instrospectivo posteriormente a su separación. Sin embargo, al
escribir me da la impresión de que el drama y el terror no son géneros tan
distantes como pueda parecer. También tengo un libro de relatos: "17 Trozos" en
amazon, a un módico precio y un relato finalista de un certamen literario que
salió editado junto con el resto con el título de "Relatos bajo el
puente".
7. Me llama la atención eso, que veas similitudes entre el Drama y
el Terror. Cuéntanos más sobre esa idea...
Si lo piensas en toda historia de terror, ya sea un libro o una
película, hay un drama subyacente, que queda solapado por el miedo. Si tomamos
como ejemplo "El exorcista", lo que le sucede a la niña es trágico, sólo que no
nos afecta de ese modo porque estamos preguntándonos si alguien va a morir y
asqueados por los vómitos verdes. Hablando del tema con mi amigo Enrique
Pedraza, me decía que el drama en el terror debe ser como la nuez moscada en la
croqueta...
Incluso si lo piensas, por ejemplo, en tu relato de la antología
"No tocar", "Quiero ser", se esconde una situación horriblemente triste.
8. (Aquí es cuando al entrevistador le salen los colores) Estoy
totalmente de acuerdo contigo en ese componente dramático del Terror, pero ¿qué
me dices del aderezo oscuro? ¿Qué te gusta de la parte terrorífica?
Creo que he descubierto mi vena sádica. Me encuentro escribiendo y
pensando en lo duro que va a ser el resultado, en lo que va a sufrir el que lo
lea, y regodeándome. Supongo que tendrá un componente terapéutico, je, je.
9. Ya verás cuán terapéutico es. Ya verás... ¿Por cierto, lees más
Terror ahora, o ya eras una lectora de horror antes de “El Ojo Blanco”?
No he sido, a lo largo de mi vida, una gran lectora de terror,
tengo que confesarlo, más allá de Poe o de Horacio Quiroga; pero últimamente
estoy haciendo más incursiones en el género. Bueno, también había leído clásicos
como Drácula o Frankenstein, que me encantaron.
10. ¿Alguna recomendación en particular, entre lo último que has
leído del género? Si es de algún autor español, mejor.
Lo último que he leído es "No tocar" y, anteriormente "Para mí tu
carne", que es de zombies. ambos libros me gustaron realmente, me sorprendieron
gratamente. Pero me gustaría aprovechar para reivindicar los "Cuentos de terror"
de Horacio Quiroga, que no es tan conocido en España, es sudamericano, creo que
uruguayo.
Ah! Y "Tenebrae", la antología de Sevilla Escribe, que también
está genial.
11. Unas recomendaciones excelentes, por lo que sé. Por cierto,
Guadalupe Eichelbaum y Sevilla Escribe me hace pensar en... Málaga Escribe...
¿Qué nos puedes contar de este grupo?
Je, je. La verdad es que somos un grupo variopinto de escritores,
nos reunimos una vez al mes y nos contamos nuestras alegrías y penas literarias.
Nos apoyamos unos a otros y nos lo pasamos muy bien. Estamos a punto de
convertirnos en asociación.
12. Algo de eso he oído... Je, je, je, je... Hablando de grupos de
escritores, ¿conocías ESMÁTER?
Sí, de hecho mandé un relato para una antología y no fué
seleccionado, creo que deberíais releerlo, está muy bien, je, je.
13. Pardiez, le echaré un vistazo entonces.
Ha sido un auténtico placer tenerte con nosotros, casi tanto como
leer “El Ojo Blanco”. ¿Unas palabras para la gente de ESMÁTER, ya para cerrar la
entrevista?
Quiero agradecer que me hayáis hecho esta entrevista y espero que
sigáis adelante por mucho tiempo. Creo que los grupos de escritores que aúnan
sus fuerzas son muy importantes hoy en día, tanto por el apoyo a la hora de
sortear las dificultades con las que todos nos tropezamos en el camino como por
lo enriquecedor que resulta el contacto.
A nosotros nos enriquecen escritores como Guadalupe, y esperamos que podamos volver a verla entre nosotros muy pronto.
A nosotros nos enriquecen escritores como Guadalupe, y esperamos que podamos volver a verla entre nosotros muy pronto.
Vlad_Temper
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