martes, 20 de septiembre de 2011

Contactos con el más allá

Acabada la lectura de los libros que había traído de la biblioteca y la del último libro que me habían regalado me encontré una noche sin saber qué leer. No soy dada a las relecturas pero decidí hacer una excepción. Llevaba lustros afirmando que Heinrich Böll era uno de mis autores preferidos y no conseguía recordar ninguna de sus obras. Abrí mi ejemplar gris, pequeñito y ajado de “El tren llegó puntual” con un cierto grado de temor, pensando que quizás, después de tantos años, me defraudara su lectura. Pero acompañar nuevamente a Andreas, al rubio y al mal afeitado a lo largo de su trayecto en ferrocarril está siendo estupendo. Es un libro triste y profundo, que me araña el alma, que me susurra  su contenido como una confidencia llena de trascendencia.
Tengo que reconocer que no suelo informarme de la vida y milagros de los autores que leo, pero quedaría feo que no contara algo del mismo en esta entrada del blog, por lo que haré una excepción para dejar constancia al menos de que nació en Colonia en 1917 y falleció en Langenbroich en 1985. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1972.
El quid de la cuestión es que está muerto y, sin embargo, se ha comunicado conmigo de una manera en la que pocos vivos llegarán a hacerlo. Quisiera agradecerle el que haya escrito sus obras, hacerle saber cuánto significado tienen para mí, pero no puedo. Es un monólogo, yo sólo puedo recibir su historia y sentir que he conectado con un espíritu del más allá. Quizás consista en eso ser medium.