sábado, 12 de noviembre de 2011

RESEÑA DE "PARA MÍ TU CARNE"


Antología de relatos de terror de varios autores: Carlos Sisí, Alejandro Castroguer, Félix Morales Hidalgo, Virginia Pérez de la Puente, Pedro Escudero Zumel, Francisco Jesús Franco, Luisfer Romero Calero, Juan de Dios Garduño, Juan Ángel Laguna, Manuel Mije, Vanessa Benítez Jaime y Francisco J. Sosa Garduño
Número de páginas: 345

“Para mí tu carne” da cabida a relatos escritos por integrantes del grupo Sevilla Escribe, en el cual, a pesar de su nombre, participan autores de otras provincias. En este caso son doce los autores de este libro, que me ha sorprendido gratamente por su calidad y por la profundidad de algunos personajes e historias.
                Podría suponerse que, al compartir una temática específica: los zombies, el libro podría adolecerse de cierta monotonía, pero no es el caso. Por el contrario, la gran variedad de la antología no se debe sólo a los distintos estilos de cada uno de sus autores sino a los diferentes enfoques escogidos. Podemos encontrar zombies que, a su manera, se enamoran (“Follarse a una muerta” Juan de Dios Garduño), otros que son mascotas, muy peculiares, eso sí (“Esos pequeños detalles” Manuel Mije) y más de uno con sed de venganza. Aunque todos ellos coinciden en mantener un excelente apetito.
                Pedro Escudero perfila a sus personajes con maestría en sus dos cuentos. Carlos Sisí relata con gracia hasta dónde puede llegar la estupidez humana en “La regla número siete”. Alejandro Castroguer hace gala de su gran capacidad literaria creando atmósferas muy consistentes en sus dos relatos, así como en el que comparte con Vanessa Benítez Jaime, la cual imprime a “Sangre cuajada de primera calidad” un toque policiaco muy conseguido.
                En algunos de los relatos se plantean dilemas morales, como en “Soledad” de Fco. Jesús Franco, “Vainilla”, de Luisfer Romero, “Cera negra” de Virginia Pérez de la Puente,  o “Blanco muerte”, de Juan Ángel Laguna.
                Y es que, frente a un apocalipsis de muertes vivientes uno puede reaccionar de maneras insospechadas y dedicarse a canturrear como en “Juan, el marinerito cantor” (Fco. Javier Sosa) o dedicarse a disfrutar (o no tanto) viendo atardeceres, como  en “El viejo que cada día veía morir el sol desde su azotea” (Juan de Dios Garduño). Nunca se sabe.
                ¿Y cómo reaccionaría uno si se encontrara con un ser querido ni tan vivo ni tan muerto como sería deseable? ¿Actuaría como Carmela en “Cuando nadie muera realmente” (Félix Morales Hidalgo)?
                Acabada de leer “Para mí tu carne” a una le queda un regusto amargo, como corresponde al género, ciertamente agradable.

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